Ser ministro extraordinario de la Comunión es dar un servicio importante a la comunidad celebrante. Es un servivio que hay que saber realizar con desenvoltura y dignidad.
Es necesario que la persona sea madura, con buena fama, aceptada en la comunidad y que ofrezca cierta garantía en cuanto a su vida cristiana, su fe y sus buenas costumbres.
Las Funciones son:
Dentro de la Misa: Ayudar al sacerdote a repartir la Comunión cuando haya muchos comulgantes o falten otros ministros ordenados.
Fuera de Misa: Impartir la Comunión a los fieles que lo deseen cuando el sacerdote esté ausente.
Comunión a enfermos: Llevar la Comunión a los enfermos.